sábado, 2 de julio de 2011

LA CINTA ROSA

 LA CINTA ROSA


    El dedo índice de Alicia retorcía la punta de la cinta rosa, que sujetaba sus cabellos, en el extremo de su torzada. Arrodillada a un costado del púlpito mantenía su cabeza gacha mirando fijamente el piso. A su lado el pastor declamaba encendido de fervor su sermón dominical que, esta vez, estaba dirigido a ella. Los presentes acompañaban con murmullos cada una de las palabras acusando con la mirada a esa joven que permanecía ante ellos en postura de obediencia y arrepentimiento.
  -¡Esta joven a quien todos conocéis, Ha cometido falta contra su familia!... ¡Ha burlado la confianza que depositaron en ella sus padres y sus hermanos, quienes también están hoy acompañándonos con su presencia!... ¡Ha desobedecido los consejos de su pastor y, lo que es peor de todo, ha deshonrado los estatutos de nuestra iglesia al pretender unirse en sentimientos con alguien que no solo no pertenece a nosotros sino que ni siquiera profesa nuestra religión.-
    Para ella que se había criado profesando ese culto, las palabras que enunciaban su pecado llegaban a sus oídos convirtiéndose en clavos de hierro que a golpes de un imaginario martillo perforaban cada una de sus palmas y los desnudos empeines de sus pies.  Y cada murmullo de la congregación era el brotar de una nueva espina en el tallo de la zarza que como una corona le hincaba la frente. ¡La estaban crucificando! El piso de grises mosaicos parecía borronearse abriendo una gran boca negra, como si el mismo infierno viniera a su encuentro y se materializara frente a ella para tragarla entera dentro de sus fauces.
      Estando así arrodillada, la posición recogida de su figura hacia recordar a esas pequeñas imágenes de virgencitas impresas a todo color en el frente de esas estampas con oraciones por el revés y para más dramatismo del momento un efecto causado por alguna de las luces del templo provocaba un suave resplandor sobre su cabeza. Más de uno de los presentes sintió al mirarla la fuerte contradicción de posar en ella su mirada acusadora obligándose a ignorar el sentimiento de compasión que despertaba dentro de sus corazones.
  -¡Arrepiéntete, hija y pide perdón a todos los hermanos aquí reunidos y ellos te perdonarán! Entonces…recién entonces volverás a ser parte de nuestro rebaño. Caso contrario serás expulsada y nadie de nuestra congregación te volverá a dirigir la palabra y, en adelante, tus padres te negarán como hija y tus hermanos como hermana-
   Alicia lentamente se puso de pie mirando a todos y les dijo:
  -¡Perdóname papá…Perdóname mamá…Perdónenme, ustedes también mis hermanos…Usted pastor y todos los demás, también, perdónenme!...El verlos a todos hoy tan ofuscados conmigo me ha hecho comprender, con tristeza, que transgredí los principios que ustedes tan celosamente mantienen y me han enseñado a lo largo de tantos años… ¡Pido perdón por mis actos fuera de las normas establecidas!...Pero no me pidan que me arrepienta…no, eso no…porque no puedo arrepentirme de este sentimiento que arrebata a mi corazón… El amor que siento por esa persona es tan grande que el que no pertenezca a nosotros no me importa, en tanto y en cuanto me pertenezca a mí, y yo pueda en la misma medida pertenecerle a él… No creo tampoco estar pecando frente a Dios, considero que si él nos dio esta maravillosa posibilidad de enamorarnos, fue para que oigamos la voz de nuestro corazón y la sigamos…. ¡Pido perdón nuevamente por presentarme ante ustedes sin mostrar culpa, es porque no la siento…No siento que sea culpable de nada, mucho menos de amar en la forma en que amo… Le ruego al señor, como buena cristiana que soy y que seguiré siendo que los ayude para que algún día puedan comprender mis palabras…
   Sorprendió a todos los pasos del desconocido joven que avanzo desde la puerta hasta donde ella estaba y ofreciéndole su mano le dijo:
  -¿Vamos?
    Y Alicia secándose con el dorso de su mano las lágrimas de sus ojos, desató la cinta rosa que sujetaba su cabellera y apoyándose en él le contesto:
  -¡Vamos!
   El más absoluto silencio reinaba entre los presentes cuando los dos se dirigían hacia la puerta. Solo su madre intento detenerla, al pasar, buscando su mano, pero tan solo alcanzo a arrebatar de entre sus dedos esa pequeña cinta rosa, que se convertiría de ahora en más en el único recuerdo de esa hija que ya no estaba. 

Si te gusto la publicación vota, más abajo, en el cuadro (+1) 
También te invito a dejar comentarios. Gracias por tu visita   

14 comentarios:

  1. hola Dani,
    es increíble y majestuosa, la forma de narración tuya, es poderosa para la captación de las imágenes a cada oración que se lee. Me levanto y te aplaudo, amigo.

    Por otro lado, si a mí me hace el párroco esto en la iglesia frente a los demás, jamás pisaría de nuevo una iglesia, mucho menos la de este párroco.

    El amor triunfa como siempre.
    Pero... sabes? a veces el amor entre un cristiano y un musulmán trae tantas dificultades consigo. No es discriminatorio, sino contradictorio, a pesar de que se unieron gracias al amor, estas uniones resultan muy complicadas, muy a menudo terminan con una guerra a muerte.

    un fuerte abrazo^^

    ResponderEliminar
  2. Por nada del mundo perdería a mi hijo siendo lo que mas amo. mucho menos por religión.no lo cambio por nada ni nadie y me indigna esa madre sometida como siempre tu relato excelente un beso

    ResponderEliminar
  3. Hola Rebecca: tus comentarios siempre me dan un calorcito en el corazón. Tu sabes, como buen bloggera que eres, el esfuerzo que conlleva mantener un nivel aceptable en las nuevas publicaciones al medirlas con las anteriores. No conocemos ni al noventa por ciento de nuestros lectores pero igual nos sacrificamos para entregar lo mejor. Pero esos pocos comentarios que nos dejan son suficientos para gratificarnos. Entre ellos los tuyos están entre los primeros del ranking del TOP a la derecha.

    ResponderEliminar
  4. Gracias Melina por comentar. Estoy de acuerdo con tu forma de sentir, las religiones no deben separar a las familias. En poco tiempo Nahiara tomara la primera comunión en una religión que no profeso y no por eso voy a separarme de mi familia. Un abracito de oso para vos también.

    ResponderEliminar
  5. Un parroco bastante arcaico, pero de todo hay.Una pena que la madre haya antepuesto el amor de su hija a una serie de paradigmas religiosos. El detalle de la cinta rosa, me encanto. Precioso relato. Un abraxo de Oso ;>}

    ResponderEliminar
  6. Bienvenida Marilyn: Siempre note que cuando dos personas se quieren aparece un pero, aquí la religión. En estos tiempos de amores rápidos, cortos y volátiles me gusta escribir sobre aquellos donde hay fuerza y coraje. Gracias por cumplir con tu esperada visita. Un "Bear hug" para ti también.

    ResponderEliminar
  7. Hola Daniel. Es un placer y un honor que me sumes entre tus blogs recomendados. Es de una magnífica generosidad. Agradezco éste mimo en éstos días tan particulares para mí, en los que mi madre se debate entre la vida y la muerte. Te agradezco desde el fondo de mi corazón.
    Un abrazo gigante desde mi Ciudad de Buenos Aires

    ResponderEliminar
  8. Querida Susana Ines: No tienes que agradecerme el agregar tu blog "Para mirarte mejor", ya que "Extrangótica" lo vengo presentando hace mucho. Aunque sea en forma virtual, como es parte de nuestra vida de bloggeros, quiero que me sientas a tu lado en este momento y, de todo corazón, te entrego mis deseos por una pronta mejoría de tu madre. Un abrazo desde Quilmes

    ResponderEliminar
  9. Hola daniel , acabo de conocer tu blog y me quedo para seguir deleitándome con tu escritura.

    Respecto al amor , considero que es un sentimiento que no distingue entre religiones , ni políticas , ni edades...cuando este sentimiento es fuerte , prevalecen sus lazos enfrentándose a adversidades.No entiendo muy bien la conducta de esta madre , tal vez el tiempo le enseñe el dolor de la pérdida de una hija.Muy bueno , te felicito!

    Un Abrazo y un saludo cordial.

    ResponderEliminar
  10. Ninguna religión me separaría a mi de mi amor o de un hijo, vos sabes como pienso, pero el rebaño existe, te felicito como es mi costumbre por tu historia maravillosa y emotiva. Cada día escribís más bello. Besos y abrazos de osos...

    ResponderEliminar
  11. Bienvenida Raelynn: Me alegro que te haya gustado el blog y mucho más que te hayas quedado. A su vez visitare el tuyo y te comentare. Entra cuando quieras y siéntete como en casa. Un abracito de oso de bienvenida

    ResponderEliminar
  12. Para Natidai: Es el único camino: el amor. aun asi despuës nos vaya mal, estaremos avanzando en la busqueda de nuestra ffelicidad. Para vos Cariñitos de oso

    ResponderEliminar
  13. Dani:se que hablar de religión trae polemica .
    pero no existe religión en este mundo que pueda separarme de mis hijos .no me separaria de mis hijos por nada y menos por este motivo.la historia esta hermosa.

    ResponderEliminar
  14. Romina: Sería de locos no coincidir contigo. Sucede que algunas religiones son muy fariseicas y anteponen sus creencias a la familia. Por suerte cada vez son menos. un abrazo grande

    ResponderEliminar

Déjame un comentario y sera la huella que me lleve hasta tu casa