MARCHITOS TULIPANES
Dicen, que ella había trabajado en los boliches cuando era muy joven. Dicen.Dicen que él ya era entonces un acaudalado floricultor de la zona, un inmigrante japonés, de pequeña estatura y gruesos anteojos y con un carácter extremadamente bonachón. Dicen que la conoció y se enamoró perdidamente de ella y se la llevó a vivir con él, sin importarle a que se dedicaba, y al poco tiempo se casaron. Dicen.
Vivieron felices muchos años, él le enseñaba todo lo que había que saber sobre las flores y ella era su alumna atenta y amorosa por cada uno de esos días, plantando, cultivando y aplicando cada cosa que aprendía. Y así fue…hasta la enfermedad de los tulipanes.
Esas flores eran la principal producción del vivero que compartían. Planta exótica de por sí pero también muy delicada, con hrmosas flores, que crecen apuntando hacia el cielo su tallo largo y verde que rematan en apretado puñado de pétalos, afanados en reproducir los más vivos tonos de colores, de esas albas y ocasos, que los elfos y las hadas se encargan de resplandecer.
Nadie sabía bien cuál era la enfermedad que los atacaba. Pero se esperaba que después de la hibernación de los bulbos esta desapareciera. Esto significaba pasar toda una temporada sin mandar esas flores al mercado. ¿Y qué del sueldo de las dos personas que trabajaban para ellos? Cada una era un especialista en su oficio. No podían perderlas. ¿Y la deuda del banco? Seguro no esperaría. Poco a poco, él se sumió en depresión y cayó gravemente enfermo.
Fue entonces que Laura tomó la decisión de volver a trabajar, Las puertas del boliche se hicieron sarcásticas un guiño de ojos entre sí, al verla llegar. No había otro lugar donde pudiera ganar el suficiente dinero para hacer frente a las obligaciones económicas que tenían contraídas. Mientras él que estaba totalmente en contra de esa decisión fue dejando de dirigirle la palabra.
Seguía siendo muy atractiva, nadie que la mirara deduciría que caminaba por la senda de las cuatro décadas. Presentaba un aspecto muy juvenil, era alegre, cordial y de unos modales tan delicados que la hacían destacarse dentro del extraño ambiente en el que desarrollaba su trabajo. Noche a noche concurría a trabajar, la primera en llegar y la última en irse. Solo sus compañeras sabían que no estaba a gusto volviendo y que tenía que armarse de gran fuerza para dejar a su marido por las noches, quien estaba cada vez más enfermo y, cuando le preguntaban por él, solía contestar – ¡El va a mejorar cuando florezcan los tulipanes! –
Y al igual que los tulipanes que entregan sus hojas secas para que se desprendan solas o se marchiten junto con el tallo en los últimos días del verano, el marido de Laura empeoraba marchitándose también. Igual que ellos volvíase marrón. Contrayéndose sobre sí mismo hasta hacerse muy pequeño en su lecho de enfermo. Como las plantas que cultivaba, que se retraen al final de temporada y hechas camote se acuestan a dormir cansadas, a esperar una nueva primavera. Y cuando le preguntaban por él - ¡El va a mejorar cuando florezcan los tulipanes! –
------------------------------------------------------------------------------------
Con sus danzas de hojas en el viento. Con la lluvia repicando sobre charcos y los niños con sus barcos de papeles, muy despacio, lentamente, se escaparon los meses del otoño…
Y Laura vio como con ellos se escaparon sus alegrías…
Pudo cumplir con las deudas, pero su marido ya no le hablaba.
Y más tarde llegó el frío…
Con sus hojas de afeitar sobre la cara. Con sus mantos de rocío blanquecino y sus costras de escarchas sobre el agua. Perezosos, cachacientos, se escaparon los meses de ese invierno…
Y Laura vio como desertaban esperanzas…
Su marido muy enfermo le esquivaba la mirada.
----------------------------------------------------------------------------------
Una mañana de Septiembre, donde hasta el sol acudió más temprano para estar presente y no perderse de nada, Laura abrió la puerta para salir de su trabajo y se encontró con él, de pie, apenas recuperado, en el medio de la acera y tan pequeño como era, sonriendo, con los brazos rebozantes de esas flores que traían las promesas de un nuevo mañana. Laura corrió hasta su abrazo y hundió la cara entre los tulipanes para ocultarle todo el caudal de lágrimas que llevaba acumulando y que recién hoy, por fin, derramaba.
Nunca más se la vio. Dicen que ella canta, alegremente, dentro de los coloridos pasillos del vivero, regando a diestra y siniestra, los almácigos inundados de colores. Mientras que él, con un aire enamorado, la mira feliz y orgulloso de tener esa flor entre sus flores.
NIDAEL DORÉ
Continuará...
Último capítulo el Domingo 8 de Mayo de 2011
*********************************************************************
Si te gusto la publicación vota, más abajo, en el cuadro (+1)
Te invito a dejar comentarios. Gracias por tu visita
Daniel....!qué emoción en tus letras!
ResponderEliminarPrecioso, perfecto...precioso. !Dios, pero qué bonito!
Te superas en cada uno de los textos. Me has atrapado totalmente entre un mundo lleno de tulipanes..
Un beso enorme. Hoy me inclino ante ti, sin dudarlo.
Gracias Bea. Por tus comentarios tan halagadores. Casi siempre sos la primera, el domingo que viene el último capítulo y Termina "Mariopsas... Y voy a publicar "una vida llena de cruces" Te recomiendo no te la pierdas. Te va a gustar Ah, Me tienes atrapado en el capitulo quince, con todo el suspenso, a ver el otro. Un beso para vos
ResponderEliminarLo sé Daniel...
ResponderEliminarHe parado, por que mi hermano Luis, está a punto de terminar la banda sonora, la está enmaquetando.
Ya verás, te va a encantar. Es todo un genio con la música, de veras que tiene un don.
No pienses ni por un segundo que voy a dejar de seguirte. Eres todo un lujo para mi.
Un beso, a ti, mi escritor.
Querida Bea. Espero con ansiedad el resto de tu libro "El secreto". Te quiero confesar que gracias a leer ese libro me decidió a retomar un viejo proyecto que ronda en mi cabeza. Estoy totalmente intrigado con lo de la banda sonora que esta creando tu hermano. Para cuando quieras hacerme un comentario mas extenso te paso Mi e-mail
ResponderEliminardanielgomez.quilmes@hotmail.com
estas invitada a escribirme.
Un beso para ti también
Precioso Daniel, como siempre un maestro en el arte de las letras. Hundí junto a Laura mi rostro en el racimo de tulipanes. Voy a extrañar Mariposas de la Noche. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Marilyn. Por seme fiel seguidora. Si, el próximo domingo entrego el ultimo cuento. Pero te anticipo, no te pierdas "Una vida llena de cruces" que publico posteriormente. Es una obra muy premiada y te aseguro que te va a gustar. Un abrazo para ti y vamos por tu libro no lo dejes en idea
ResponderEliminarCon mi garganta echa un nudo aguantando para no llorar,este es el mas emotivo me encanto un fuerte abrazo
ResponderEliminarSabía que te iba a gustar. muchas gracias por comentar Mely
ResponderEliminar