domingo, 27 de marzo de 2011

4 Capítulo - Mariposas de la noche


 Este es un libro de historias entrelazadas en forma de cuentos, Que ve la luz aquí por primera vez y se irá editando de forma Online, por este mismo medio.
Si quieres seguir la historia encontrarás cada semana el último capítulo en la última entrada del blog y los anteriores en las etiquetas del menú derecho de la página principal. También podrás dejar tus comentarios.

                                          PREFACIO

    A esas mujeres que hacen su metamorfosis de crisálida a mariposa tan solo para vengarse de un desengaño. Mis respetos.
    A esas mujeres que despliegan sus alas cada noche obligadas a cubrir  las necesidades de un hijo. Mis respetos
    A esas mujeres que decidieron volar de noche llevadas por sus  propias decisiones y placeres. Mis respetos.
    A todas esas mujeres, en general, que, por estas o diferentes razones trabajan en bares nocturnos, Vaya mi reconocimiento por la infinidad de veces que han prestado su oído para escuchar al atormentado, su mano para confortar al triste, su risa para alegrar una amargura y por último su cuerpo, donde muchos encontraron, quizás,  su único refugio.
      Y por si acaso, al leer estas páginas, alguna de ellas se reconoce a si misma o a alguna de sus compañeras, sepa que por razones obvias he cambiado todos los nombres. Pero todo lo demás no es simple casualidad.

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MARIPOSAS DE LA NOCHE
                                     Capítulo 4


LOS ZAPATITOS DE CRISTÁL


       Había llegado desde ese país de asidos calores y bermellones ocasos, donde una raza guaraní derramó lágrimas de sangre para darle el tono rojizo a su tierra, Paraguay.
      No transportaba en su valija ninguno de los sueños que se suele llevar hacia un lugar más próspero que aquel que se abandona. Solo traía la inmediata necesidad de escapar de una asfixiante miseria.
      Casi sin estudios y con ninguna preparación solo aventuraba para ella dos destinos, el de cenicienta doméstica o el que eligió: Prostituirse.
      A Carmen le sobraban atributos: llevaba alegre reflejos de luna en su cara redonda enmarcada por una cabellera negra como la noche. Al caminar su cintura se quebraba, como una palmera azotada por el viento de los monzones, acunando los ojos de quien la mirara.

      En el cuento de Cenicienta el Rey, al ver que. su hijo, el Príncipe, no se decidía a casarse tiene la idea de realizar un gran baile en palacio invitando a posibles candidatas de las comarcas vecinas.

      Comento, para lectores lejanos, que por estas tierras ya está extinguida una vieja costumbre de que algunos padres indujeran, produjeran o acompañaran el debut sexual de sus hijos. Pero para esta historia, en particular, acude la intención del dueño de una importante inmobiliaria de la zona. Al ver en su hijo acumularse las señales de una abandonada adolescencia, con una notoria virginidad, decide promover ese “debut”, arreglando un encuentro con alguien que, con su experiencia, supliera la torpeza que pudiera tener el muchacho, y que mejor para esto que una chica de la noche. Esa fue ta razón por la que comenzó a frecuentar el boliche Era cosa de ir tanteando el terreno donde, más adelante, traería  a su hijo. 
    Entre tantas mujeres, que había allí, quedó sumamente subyugado por una en particular Carmen,  Fue verla y desearla. Copas por medio, meritando sus deseos concretó con ella una “salida”. Salida que lo dejo sumamente satisfecho. Salidas que se repitieron varias noches por semana lo que aumentaba el vínculo afectivo hacia ella, al punto de sentirla como a una amante. Ella a su vez festejaba el entusiasmo de él y se divertía con lo que parecía ser un fuerte enamoramiento, mucho más cuando esto le engordaba la billetera.

      Al príncipe le llego la noche…
      No hubo luces refulgentes en palacio…
      Ni los estridentes toques de trompetas…
      Ni carruajes de calabaza  y ratones...
      Ni danzas en los salones...
      Tan solo padre e hijo, sentados frente a una oscura mesa, en un oscuro rincón, del oscuro cabaret, empujados a vivir una de esas bromas arteras, que un destino también oscuro crea maliciosamente tan solo para deleitarse.
       El hijo presenciaba con ojos asombrados y curiosos el ir y venir de las mujeres en el salón, mientras el padre prodigaba “copas” y billetes, en acuerdo al antiguo ceremonial, instando a su hijo a elegir una, de entre todas las mujeres.         
     
      Y el Hijo, Eligió...
      De entre todas ellas...

      Pero, eligió a Carmen.
     El padre se opuso terminante, tratando de convencerlo de que había otras también lindas, Pero al ver que su hijo se mantenía firme y determinado en su elección, no tuvo más remedio que explicarle sus salidas con ella.
      Esa noche no hubo debut.
      El muchacho no quiso.
      El padre no insistió, aliviado de escapar de tan incómoda situación.

      Pasado los días el muchacho volvió.
      Esta vez, solo.
      Buscaba a Carmen.
      Esta no se opuso, al contrario dispuso una salida con él, previo arreglo de la acostumbrada tarifa.
      Luego de esa noche...y de esa salida. Hubo más noches y salidas...
     Y tal le sucediera al padre regresó muchas noches más, tan solo por Carmen, Haciéndose asiduo concurrente del lugar.
    Quizás porque era la primera y única mujer que habían conocido sus brazos, quizás por intencionada seducción de ella, o quizás por verdadero amor, el caso fue que el muchacho, un día la sacó de allí, haciéndose cargo de ella. Y poco tiempo después, tras muchas discusiones,  y bajo la enojosa protesta de su padre, se decidió a vivir con ella.

      ¿Quién podrá contestar que sintió el padre al ver a su hijo conviviendo con una prostituta, a más de haber sido "su propia prostituta"?
      ¿Quién podrá contestar, por otro lado, que siente el hijo llevando la carga de saber que su mujer, anteriormente, estuvo en los brazos de otros hombres y entre ellos su propio padre?
      ¡Nadie!...

      Por eso, en un lejano reino hay tristeza...
      El Rey en su trono pasa los días mirando la nada…
      El Príncipe escapa de estar en su presencia...
      Y la Cenicienta ríe feliz. Recorre bailando los largos salones del palacio dentro de un largo y amplio vestido blanco, mientras suelta sobre el espejado piso los coloridos destellos de sus zapatitos de cristal que le recuerdan las luces del boliche donde, ella, tiempo atrás, trabajaba.

                                                                                                                                       NIDAEL DORE

Continuara...
Próximo capítulo el Domingo 3 de Abril de 2011



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