sábado, 30 de junio de 2012

Cuando callan las palabras


CUANDO CALLAN LAS PALABRAS



Un avión de gran porte se ubicaba en una de las dársenas del aeropuerto, mientras otro buscaba el impulso para levantar su nariz y echarse al volar.

En el área de embarque Melisa mira el reflejo de sus ojos en esos otros ojos que se empañan junto a los suyos embriagados de amor-amistad.

Su amigo de tantos años ha venido a despedirla.  Se va en busca de nuevas oportunidades hacia lejanos horizontes donde la distancia pondrá peros a su realidad. Su corazón salta en el pecho empujando palabras que nunca logró pronunciar y una vez más, su boca muerde esos mismos “te quieros” en el borde de la comisura; junto con el labio que los vio expirar.

Circundantes, abarrotados carros de equipajes cargados de verdes, soles y mares presintieron, mirando a ambos, sentimientos imposibles de ocultar y un sinfín de valijas, ajadas de millas, sisearon sus ruedas, apuradas viajeras, con suspiros al pasar.

Mudos fueron el “te amo”, el “desde siempre” y el “sin medidas” que no se supo entregar.

Melisa se apretó fuerte contra su pecho, deseando que ese mágico instante no terminara nunca; que los relojes de la terminal rompieran agujas y callaran tic-tac, desde ese mismo momento y para toda la eternidad.  Pero, los altavoces, llamaron a embarque empujando a urgirse a besos y adioses.

En la escalinata de aborde, volvió su cabeza y el llanto instalado en sus ojos y el dolor en su alma parieron, por fin, el grito de un - ¡Te amo! – que intento recorrer la distancia sin lograrlo alcanzar

Melisa no supo entrever que, él también, sufría de amor.

El pájaro metálico silbó sus motores al corretear la pista y, con un destello de plata, se lanzó hacia el cielo azul que abrió un instante un breve espacio entre sus nubes para cerrarlo luego en el abrazo blanco de un nunca más…

Dread Mar I - Tú sin mi
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viernes, 22 de junio de 2012

Dos monedas en la fuente


Dos monedas en la fuente



La moneda, lanzada al intercambio de un deseo, dio dos vueltas en el aire y un chapuzón en el agua antes de descender, lentamente, hasta el fondo de la fuente donde quedó cara arriba, justo enfrente de otra moneda de igual valor que la miraba.

Así quedaron, las dos monedas, desafiantes cara a cara.

Beatriz. Intentaba poner romas las afiladas aristas de sus palabras. No quería dañar… No quería herir… Pero, sabía que igualmente lastimaba…

-¡No tuve intención de herirte! Simplemente sucedió…-

Su amiga la escuchaba, moviendo con pesadumbre la cabeza mientras se esforzaba en detener el tembladeral de sus manos ocultándolas detrás de su espalda.

-…me enamoré de él sin quererlo y ahora no puedo dar marcha atrás. Sé que tú lo querías…sé que él te quería… Pero ahora todo cambió… Ahora me quiere a mí y yo a él. ¡Lo tienes que aceptar! –

Su amiga bajó la cabeza queriendo hallar en el piso las perdidas pisadas de sus fugitivas palabras y tan solo encontró baldosas de mudez y un pedazo de cemento para el nudo en la garganta. Dolía, lo que Beatriz le decía. Dolía el pensar que ese hombre ya no era suyo y dolía aún más saber que ya no era a ella a quien amaba.

Tan amigas antes y hoy…

Dos lobas retorciéndose, heridas, en el mismo cepo, atrapadas
.
Dos impalas apuntando testa con testa sobre el verde interminable de la sabana.

Dos mascarones de proa de galeones enfrentados en su suerte de metralla y pólvora al fragor de la batalla.

Dos mujeres que amigas, se encuentran de repente, por un hombre, enfrentadas.

Beatriz guardo silencio al ver pintarse en el rostro de su amiga rasgos de dolor enmarcados, desde sus ojos, por dos finos hilos de plata

Y allá quedaron en la fuente las monedas arrojadas, por distintas manos y días, para un mismo deseo que, a más de cumplirse, irremediablemente las condenaba a una muerte lenta de tiempo y herrumbre, inconscientes de historias humanas, una junto a otra, debajo del agua, cara con cara.


Amiga mía - Valeria Linch
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viernes, 15 de junio de 2012

DE ROSAS SOBRE UN LIBRO


Una explicación necesaria

Cuando me dispuse a usar un avatar para lanzarme a las redes tomé la imagen de internet que ya todos conocen, un libro abierto dando apoyo a una rosa roja. Sentía que esa imagen en particular era la que mejor me representaba. Mucho tiempo después advertí que otras dos personas también la usaban. Estaba decidido a buscar otra cuando noté que se habían anticipado en cambiarla.

Es esta imagen la que en los últimos tiempos ha sido causa de algunas cosas curiosas. Desde el comentario de personas diciéndome que les recuerda tal o cual hecho hasta la inesperada confidencia de alguien que se  llegó hasta mi blog atraído por mi avatar para decirme que esa imagen le generaba fuertes y dolorosos recuerdos de una historia trágica. Al llegar al final del relato que hoy les presento conocerán el por qué.
  

DE ROSAS SOBRE UN LIBRO



Me contaron…

Presurosos pasos llevaron a sus voces dentro de las aulas.

El mismo homenaje se le presentó a una chica, ese lunes como en cada lunes de cada semana, apoyadas sobre su pupitre, anónimas y enamoradas, cruzaban sus verdes y espinosos tallos una rosa roja y una rosa blanca.

Gloria Estefanía, (Gloria) que así se llamaba. había hecho amistad con otra chica que por coincidencia se llamaba Gloria Estefanía (Fanny) y las dos sumaron como amiga a otra chica más que por extraño que parezca también llevaba de nombre Gloria Estefanía (Goya). Le habría gustado, a ese momento saber quién era el que la festejaba. Compartía esta inquietud con sus amigas y las tres juntas especulaban.

¡Qué del corazón que oculta su amor mordiendo sus labios hasta saber a sangre sin soltar palabras!

¡Qué del sentimiento que no aflora al aire y se atora de nudos en el cordel afónico de la garganta!

¡Qué del espíritu que amanece insomne acariciando en su lecho el hueco vacío cuando irrumpe el alba!

¡Y qué del amor forcejeando barrotes en las mazmorras húmedas de los sótanos obscuros del alma!

Pasaron los meses… Pasaron los años y seguían llegando las rosas que parecían destinadas a convertirse en un mensaje estéril, abandonando aquél inicial que les dio comienzo tan cargado de amor y esperanzas, Porque jamás hablaron sus tallos, siempre silenciosas fueron sus espinas y del terciopelo de sus pétalos nunca…pero nunca, se asomó una palabra…

Me contaron…

Un buen día quien la festejaba le declaró su amor. Le habló del tiempo transcurrido y de su temor al rechazo, a los “Te quiero como a un amigo” o al “Quizás mañana”. Y Gloria en amorosa respuesta se apretó contra su pecho, fundió sus labios en esos otros labios y totalmente estremecida levantó su vista hacia sus ojos entregando indefensa el carapacho que ocultaba la redondez nacarada de las perlas de sus lágrimas.

Quienes los conocían decían. - Uno para el otro.- Con tono de admiración.  Muy jóvenes ambos se tomaron de las manos y se prometieron velar por ese amor más allá de lo que les sucediera en algún tenebroso mañana. Si en ese momento alguno de los dos hubiera levantado su vista al cielo se habrían asombrado de como la tarde se teñía de sangre en premonición de las tragedias que les traería la noche que se avecinaba…

(Es sábado. En su cumpleaños número diecisiete, Gloria concurre a un restaurante para festejarlo. Le acompañan su nuevo amor, sus fieles amigas Fanny y Goya y otros chicos de su edad. Al poco tiempo de estar allí se desencadena una serie de raros sucesos: Goya presuntamente asustada por cierta gente presente en ese lugar reclama nerviosa que quiere retirarse, lo cual hace, seguida de tres de sus amigos…
Gloria, quien se había quedado, entabla una fuerte discusión con Fanny porque había visto como mezclaba pastillas de su medicación con grandes dosis de alcohol. Se levanta ofuscada avisando a los restantes que los espera en el estacionamiento y que se ira sola si no la acompañan. Cuando los demás salen del lugar, la buscan infructuosamente, pero nadie puede encontrarla…
Debido a la mezcla de alcohol y medicamentos Esa misma noche Fanny es internada de urgencia. Fallece apenas unas horas después, alrededor de las seis de la mañana…
Dos horas más tarde encuentran el cuerpo de Gloria, en cercanías del mismo estacionamiento donde la buscaran. La habían violado y golpeado hasta matarla…
En la noche de ese día, mientras familiares y amigos despiden a Gloria, Varias personas que se hallaban en la puerta, entre ellas Goya mueren bajo los disparos que se efectuaron desde unas camionetas que pasaron a la marcha…
Tres jóvenes amigas, con tres similares nombres coinciden juntas en un mismo y trágico final en un solo fin de semana.

En una ciudad de México. Julio del 2009
Este país acumula desde el 2006 a la actualidad la escalofriante cifra de 60.000 muertes violentas relacionados directa o indirectamente con el narcotráfico.)

Me contaron…

Que, desde ese día, si alguien va al cementerio y se detiene junto a la tumba que le ofrece descanso a Gloria verá al frente, sobre la talla de un libro abierto, una rosa roja y una rosa blanca, entrecruzando sus tallos, en cada lunes por la mañana.


Alejandro Fernández – Como quien pierde una estrella
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sábado, 9 de junio de 2012

LLANTOS EN LAS CALZADAS


LLANTOS EN LAS CALZADAS


Lo vio irse…

Vio cómo su figura se alejaba cinglando sus hombros como un barco de pesca que abandona el alta mar, para regresar a puerto al final de su jornada, vencido, sin peces  y con sus redes enredadas.

No hubo “tal veces” ni “quizás” como respuestas. Solo un “imposible” que le estalló en la cara como un guante bofeteando a duelo y allá iba… a enfrentarse a su hora más oscura, en el centro de una plaza, para sentarse a solas sobre las alfajías de madera de un banco, sosteniendo entre sus brazos temblorosos el cuerpo malherido de su alma.

Vanessa cerró la puerta, sosteniendo, aún entre sus manos, el arreglado ramo de rosas del fracasado pretendiente que le agasajaba. Su decisión no era al azar sino que una fuerte razón la guiaba: Él tenía una relación de pareja y de nada servían sus promesas de abandonarla.  Ella no sostendría su felicidad sobre la desdicha de otros y por sobre todo no abandonaría nunca aquellos principios con los que fue educada.

Por eso dejó que se fuera

Y lo vio irse…

Como se van los pájaros achicándose en el horizonte al batir de sus alas.
Como se va el sol que los persigue y se esconde a la espera de un nuevo mañana.

Por eso dejó que se fuera.

Y lo vio irse…

Como se van las estrellas abandonando a los poetas en cada entrada del alba.
Como se va la lluvia escurriendo llantos en el ángulo recto de las calzadas.

Simplemente desnudó las rosas, despojándolas de su envoltorio, para colocarlas en un jarrón con agua y trasladó la tarjeta, que las acompañaba, a una perdida gaveta donde dormiría el más largo de los olvidos junto a dos entradas de cine, un boleto capicúa y un pañuelo con iniciales bordadas.

Fue entonces que Vanessa advirtió sorprendida que algo se había roto en su corazón y que en sus mejillas corrían sendos ríos cristalinos de lágrimas…



Alejandra Guzmán – Ten cuidado con el corazón
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sábado, 2 de junio de 2012

AMOR DE LEJOS


Queridos amigos: Todos saben que es mi costumbre acompañar mis historias con videos musicales por lo que al publicar cada entrada realizo búsquedas para estos con resultados muy variados y, muchas veces, con más o menos acierto. Pero hay ocasiones especiales como es el caso al pie de esta entrada que el resultado de la búsqueda me sorprende. presento en la voz de un gran artista de mi país el contenido de un poema de Rafael de Leon que hace mucho tiempo ha trascendido nuestras fronteras. Doblemente recomiendo después de leer el relato apagar el reproductor de la página situado a la derecha del blog y subir el volumen de los parlantes para este poema hecho canción que estoy seguro disfrutaran enormemente.

AMOR DE LEJOS


Acallaronse los pasos cuando todos hubieron tomado asiento.

Un sermón encendido daba loas sobre el matrimonio defendiendo el vínculo de familia  y su coheso. Y las palabras llovían, desde el púlpito, como lágrimas de nubes en plena tormenta, llorando desde el cielo...

Y Gabriela se estremecía ante la cercanía del hombre que amaba, a muy pocas bancas delante de ella, pero separados al fin, durante estas misas de domingo en la iglesia del pueblo.

Tan solo tres filas la distanciaban. Tres largas bancas de madera gastada por el uso y re-uso de continuas liturgias y credo.

Permanecía, lo que durase, mirando esa nuca de lacios cabellos en la cabeza esbelta, de mecerse leves, sobre un barco de hombros varoniles e inquietos. Esperaba quizás una mirada de disimulado soslayo o el relámpago brillante de un fugaz ojeo.

Pero, si al acaso, fuera su mujer, quien volteara la vista, atardecía en sus mejillas y entre los rojos horizontes soltaba anclas el velero de su vergüenza arrastrando con ellas a sus apocados párpados a morir junto a sus pies, en el suelo.

Tan solo tres bancas la separaban. Tan solo tres pasos sobre el embaldosado de un  piso en damero. Tan cerca de él y sin embargo… tan lejos.

¿Hay alguna forma de acallar amores? De lograr que un corazón hecho fuego se redirija hacia otra persona que posea más libertad de deseos. O está bien el permitirse sentir algo por alguien aunque ese alguien tenga dueña o dueño y ser arrebatado en ese mar de pasiones que nos empuja, una y otra vez, en el oleaje, contra las afiladas rocas que esperan hambrientas para destrozar nuestros intentos de alcanzar el amor y sus pretendidas playas sobre un indefenso madero.

Y en cada final de misa se levantaba con prisa para ser de las primeras en ganar la puerta y alejarse bajo, sin que importara el estado del día, los encapotados azules del cielo…

Pero hoy fue distinto, Gabriela, al salir de la iglesia no pudo contener sus ansias y al reconocer, en un niño, la cara del hombre que amaba alzó a éste del suelo y con humedecidos ojos frunció la flor de su boca y dejó volar hacia esa tierna mejilla la roja marca de la mariposa de un beso.


Mario Alvarez Quiroga – Penas y alegrías del amor
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