sábado, 18 de agosto de 2012

El teléfono blanco


Esta es una historia enhebrada con pedazos de recuerdos de una amiga quien hoy la lee por primera vez. También puede ser la tuya o la de alguien cercano. Si tú quieres cuéntame una historia y yo te la escribo.


Pero antes tengo algo que decir…

Mis sinceros agradecimientos de mi post anterior. Me trajeron muchas devoluciones entre ellas una de mi querida amiga Estrella del blog http://estrella-blogdeestrella.blogspot.com.ar/ de Alicante. España. que copio y pego a continuación:

Mi querido Daniel!!

No sé cómo agradecerte a tí, amigo mío, tus palabras, tu amistad, tu compañía, porque eres tú con tus relatos, con tu sensibilidad, quién abre el camino, quien camina a nuestro lado, porque eres grande, porque tienes un corazón inmenso y a todos nos das cabida, por ser sincero en tus sentimientos, por hablar siempre desde tu alma, por dejar tus puertas abiertas para conocerte y quererte, por tu amabilidad...por todo eso, soy yo la que te da las GRACIAS A TI, por este reconocimiento a todos tus amigos, grandes personas, que ven en ti, lo que yo veo, un referente, un amigo, una hombre lleno de bondad, quien se merece tantos buenos amigos que vienen a verte, los que te comentan y los que no, pero a ninguno dejas indiferente.

Gracias por tu poesía, la de tus palabras, la que hace que la vida sea más hermosa, más querida, la que hace de la esperanza, algo palpable y real.

Gracias por estar aquí con todos nosotros, me siento orgullosa de pertenecer a esta gran familia que formamos desde todos los rincones del mundo, sintiéndonos unidos a tí.

La canción es para emocionar, es preciosa de verdad!!
Y las fotografías y los haikus, me gustan mucho!!

Un gran abrazo a tu corazón!!!!
Un beso...una sonrisa!!!!


Es aquí donde uno totalmente emocionado se pregunta ¿Qué tan virtual es esto? ¿Qué tan fuerte pueden llegar a ser estas amistades que nacieron hace ya tiempo a través de simples enlaces entre unos blogs que decidieron compartir su pasión por escribir? Y yo mismo me respondo que es tan real como cualquier otra cosa.

Ahora bien. No aquí, sino en un sitio de intercambio he tenido que plantear y limar algunas asperezas. Los que comparten ese sitio conmigo sabrán a qué me refiero. Defendí allí, basado en mi propia experiencia, el sacrificio que implica para cada uno de nosotros el ser bloggero, la dedicación, el esfuerzo y por sobre todo el tiempo que nos demanda. Tiempo para escribir, para postear, para comentar y tiempo extra para salir a visitar a quienes nos visitaron y comentaron, para leerles y a su vez también comentar. Use para defender mi punto de vista la referencia a una entrada del conocido amigo Humberto Dib quien llama a ese devolver “Reciprocidad”, buena y exacta palabra para definir la interacción que uno vuelca en la caja de comentarios. Quienes me contradecían desde otro punto de vista afirmaban que un blog es para distracción… para divertimento… para experimentar…

Y Yo sostenía que no:

Un blog es un compromiso…

Un blog es una tormenta de pasión…

Un blog es algo que se te mete dentro de tu propio ADN y se convierte en un cromosoma más…

Un blog es todas esas cosas y muchas  más…

Quien quiere distracción bien puede comprar una revista en el kiosko de la esquina para leerla en el jardin, Quien quiera divertirse puede sentarse y encender el televisor y quien quiera experimentar debe saber que su blog quedará en eso un simple experimento.

Un blog es como un familiar por el que estamos dispuestos a donar sangre si es necesario y sin estudios previos porque compartimos el mismo Grupo y Factor…

Muchos recordarán mi saludo de hasta hace muy poco, en cada visita,”Tamally maak”. En árabe quire decir que siempre estaré contigo. Al día de hoy sigo cumpliendo con esa promesa. Trato de ser atento y cordial con quien me visita y puntilloso a la hora de comentar cuando visito.

Si miran en el lado derecho del blog encontraran el enlace de blogs amigos y, que alguien me avise si no está en él,. Los queribles, los cercanos, los invaluables, los que nadie se debería perder de visitar y leer. Los publicito con imagen y en letra grande. Ese blogroll ocupa uno de los espacios más importantes de mi página. Y esto lo he decidido así porque mi blog vive gracias y por ustedes. Sin ustedes mi Blog y el alcance de Nidael Doré - Escritor en las redes no sería nada.

Así y todo no me reconozco en el comentario de Estrella. Soy un tipo que desde joven fue empujado por la vida a caminos difíciles. Transité a "campo traviesa" siempre saltando alambradas, clavando abrojos sobre mi ropa y sangrando mis manos cada vez que fuí por rosas. Todo para llegar a ninguna parte, simplemente donde ahora estoy. El que nunca nada me haya sido fácil no me hizo mejor o peor que otro. Pero si, más severo y duro conmigo mismo.

Conviven en mí muchísimos defectos. A saber: Soy extremadamente orgulloso, arrogante por demás, de sobras egocentrista, creído de mí y con muchos aires de divismo. Aun así, me descubro, al compararme con otros, uno más… Pero, lo que si importa es que soy de aquellos que que se juegan por los amigos. De los que están. De los que se ponen tristes cuando le cuentan penas y que se ríen ante el humor. El que guarda secretos, trátese del secreto que sea. El que comparte. El que los sigue para aprender y el que comenta como un gracias. En definitiva un buen tipo. No llego a ser ese que pinta Estrella, pero apuesten que me gustaría serlo. Lo que si me alegra es que alguien hable así de mí y mucho más si ustedes se lo creen .

Abrazos a todos. sin distancias ni tiempo y mil disculpas por ocuparlos con estas palabras.


 ...

El TELÉFONO BLANCO



El rostro de Zulma permanecía ensombrecido a pesar del reflejo de las grisáceas luces con que el día arañaba el cristal de las ventanas, en aquella mañana:

-¡No!...Esto es un terminante ¡No! – Le habían dicho sus padres…

Era el invierno del “73” por lo que sus jóvenes dieciséis años se sometieron como era costumbre para esos tiempos, a la voluntad de sus padres, y lejos estaba de ella el desobedecer.

Pero… ¿Cómo avisarle a él? La cita era ese mismo sábado en una confitería de la Ciudad de Buenos Aires. Mitad de camino para ambos, que vivían en provincia y en lados opuestos de la gran urbe. En su casa no había teléfono…

Sentada en el living sujetó cuanto pudo las lágrimas de sus ojos y enjugo las pocas que se le escaparon. Un televisor frente a ella parpadeó las imágenes, en blanco y negro, que irradiaban su pantalla. A mitad de la emisión de una película la actriz protagonista Zully Moreno acudía a atender una llamada telefónica y levantaba para ello un teléfono blanco, que para esos tiempos era un símbolo de elevado glamour para una casa.

Zulma quedó totalmente impresionada con esa escena de la mujer vestida de blanco, en un living blanco y con un teléfono, en su mano, también blanco. Y proyectó su angustia a la falta de ese aparato. Ese aparato que con solo levantarlo podría decirle te quiero al ser que amaba, estuviera donde estuviera. Ese aparato que a más de ser un simple pedazo de bakelita contenía el mínimo suficiente de tecnología para hablar de amor y acariciar oídos a través de un metro de cable enroscado como serpentina y una red impensable de tendidos y postes.  

Al otro día, a media mañana, arrastró, con suma tristeza, sus pies, uno tras el otro, al caminar la distancia que le separaba del teléfono público, dentro de la terminal de micros, a media distancia de su casa, Quería disculparse por haber faltado a su cita…

Con los primeros pasos ya preveía…En los siguientes anticipaba…Y en los últimos intuía lo que se iba a encontrar…

Una sola moneda le bastó para confirmar lo que temía: Su ausencia había provocado que él tuviera una larga espera inmersa en desilusión y frio. De nada le valió disculparse armando oraciones con sus - ¡Por favor! - ni la presentación sincera de su - ¡No es excusa! -. Inútilmente las palabras se amarilleaban en sus labios y caían sobre el piso como hojas secas y frágiles de un invierno más…El auricular, totalmente insensible, solamente le devolvió frases cargadas de enojos y  rencor. El amor se moría… justo antes de empezar…

A su regreso Zulma fue regando de tristezas su camino:

Los pájaros abandonaron, entristecidos, su cantar

Marchitaron sus pétalos en el cáliz, las flores, contagiadas al mirar…

Y estiraron desnudas ramas, Los árboles intentándola abrazar…

Hasta el sol, fugitivo de ese día gris, se asomó apenas por un ratito entre las nubes queriendo dar calor a ese corazón que iba helando en su penar...


Como nadie vive de recuerdos: Hoy Zulma tiene otra vida esta felizmente casada y es  madre de un hijo varon. Esta historia es parte del pasado. El tiempo se ha ocupado de enterrarla. Tan solo su memoria insiste en traer de vuelta ese recuerdo desde el rincón oscuro de las fotos viejas donde subsiste desteñido tirando al sepia y carcomido por manchas de humedad.

¿Qué por qué guarda este recuerdo? Ni ella lo sabe. Debiéramos suponer que es por ese valor que le damos las personas a cierta simbología como los anillos de enamorados, las fotografías casuales o aquellas cartas, atadas con cinta, que duermen sin sentido en algún lugar.

El rostro del muchacho se le borrado con el tiempo. Así debía ser… fue algo sin importancia…Una cita frustrada… Un amor que no fue… Lo que no alcanza a borrarse es esa sensación de tristeza que la embarga cada vez que recuerda que, aún hoy, después de 39 años, hay un lugar vacío, allí, entre sus deseos donde debería haber un teléfono en una fijación imperecedera de poseer ese aparato cuya falta le impidió comunicar a su debido tiempo una ausencia obligada.

Ahora, y por si a alguien tuviera la feliz idea de asistir a Zulma a llenar ese vacío: Por favor… que sea blanco…

El video de hoy es imaginario de quien dijo no al otro lado del teléfono y luego se llenó de arrepentimiento.  

Luciano Pereyra – Los recuerdos no abrazan
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