sábado, 10 de diciembre de 2011

DESVENTURAS DE UN CHINCHORRO


¡Hola a todos! Siguiendo con la iniciativa de escribir historias sobre pequeños relatos que ustedes me envían quiero invitar a quien quiera participar a comunicarse conmigo a

nidaeldore@hotmail.com

Hoy tenemos una nueva historia. La misma fue parte de la vida de Marinel del blog


quien me la cedió para que se la escriba  y cuente. Espero les guste..

DESVENTURAS DE UN CHINCHORRO


Muchas embarcaciones llevan a bordo un pequeño bote a remos que hace las veces de salvavidas y utilitario. Cuando navegan, para despejar superficie en cubierta, esta es remolcada desde el barco con una soga atada a popa. Así esta pequeña embarcación nula para navegar mares, por si misma, los recorre de igual manera remolcada por la embarcación mayor, vaya donde vaya,como el gris dentro de una sombra, cachalote de madera o una rémora sobre las aguas. A ese bote se lo llama chinchorro.

Así. Marinel. Todos los veranos era el chinchorro de su hermana casada. Compartía con ella, su cuñado  y sus sobrinos los numerados y correlativos siete días de una semana.  Convirtiéndose en la extensión de esa familia adonde quiera que vayan.

Pero…

Ese verano fue distinto. Había venido también un sobrino de su cuñado. Guapísimo este y simpático por demás desde el primer día empezó a mostrarse servicial y lleno  de atenciones con  Marinel quien rindió sus catorce años a los dieciséis de él, quedando rápidamente prendada. Y como era previsible para el despertar de esa edad se dejó arrastrar en ese enamoramiento que la embargaba convirtiéndose en chinchorro de él, como antes lo fue de su hermana.

Marinel era feliz siguiéndole a todos lados, corriendo y saltando alrededor de su héroe, doncella tras su príncipe, dama por su caballero. Imagen idolatrada. Tan enamorada estaba que le dio hogar a toda una colonia de mariposas volando dentro de su panza.

Hasta un día…

Marinel, recostada en la arena junto a él, dibujaba un corazón sobre la playa…

El sol, desde el cénit, arquero en ascuas,  una y otra vez tensaba  el arco, en su asedio incansable de saetas doradas

Las olas apasionadas se entregaban a la arena en un flujo y reflujo de besos dejando huellas de espuma blanca.

Las arenas húmedas levantaban  sus castillos de arena clamando por los cuentos  de caballeros y hadas.

Y las gaviotas, extendiendo sus alas, surcaban el aire en un ensayado ballet con coreográfica danza.

Fue entonces que...

Un pequeñísimo insecto “Vespidae de la familia de los Himenópteros Apócritos”. – Según Wikipedia - Mucho más  insignificante que semejante nombre científico acudió en forma de avispa, sobrevoló a Marinel deteniendose sobre su panza. Logrando que ella aterrorizada soltara un par de agudos chillidos a la par del batir de sus manos para alejarla. Grande fue su sorpresa al escuchar después unos gritos mucho más fuertes que los suyos y  advirtiendo quién era el que gritaba.

De pronto. Se volaron todas las mariposas de su estómago. El sol no fue más que el sol. Las aguas olas en retirada. Los castillos se fueron con el agua y las gaviotas ya no volaban.

Mientras su héroe, su caballero, su príncipe, Aquél que hasta hacia apenas un rato idolatraba, corría en el horizonte agitando sus brazos como aspas de molinos, chillando como una marrana.

Y allá quedó Marinel, Sorprendida.  Con la boca abierta. Triste y desilusionada. Sin barco a quien seguir,  como un chinchorro arrancado de su cuerda y arrastrado por las olas a un naufragio solitario sobre esa playa, donde las pisadas de los veraneantes pisotearon un corazón hasta borrarlo durante los siete días de una semana.



Video sugerido: Luis Miguel - Cuando calienta el sol
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