BELLEZA DE UNA TIERRA ROJA (Reedición)
Hola! Aun estoy de viaje. pero aprovecho una portatil para presentar una reedición conmemorativa. (Esta es una historia verídica. Tuve la oportunidad de conocer
personalmente a quienes describo, durante mis años de trabajo en el Paraguay
como segundo responsable al frente de una consultora sobre temas ecológicos
contratada por el gobierno de ese país. Solo he cambiado el nombre de la protagonista.)
BELLEZA DE UNA TIERRA ROJA (Reedición)
Vista desde el Windows on the World
Kuarahy, el sol, no se esconde en el Paraguay simplemente
muere desangrándose sobre el cielo de la tarde volviendo más roja todavía a la
tierra que sustenta. Tierra que de por sí sangra por sus propias heridas: La
tala brutal de sus árboles, el corte de los brazos de sus ríos y las entrañas
abiertas de sus montañas en la entrega incesante de mineral devolviendo, todo lo que era fértil, en un
panorama estéril y desolado. En ese país y bajo la atenta mirada de Tupá, el
dios supremo, había nacido Carmen.
Creció acumulando toda la belleza de la raza guarany. Así,
la luna abandonaba sus aposentos, detrás de las nubes, para bañarse con ella y
dormirse sobre su piel. La noche soltaba sus corceles para el galope salvaje
entre sus cabellos soltando estrellas entre sus ojos, mientras la blanca espuma de las
cataratas se metíó en su boca para sonreír.
Fue justamente eso, su belleza, la que le ofreció tantas
oportunidades en su vida, sus primeros trabajos como promotora, después algunos
modelajes en fotos y pasarelas y en los últimos tiempos uno de los primeros
puestos en el concurso de Miss Paraguay.
Pero, llegó el amor. Desde otra tierra diferente a la de
ella, muy al norte de su continente. Él era miembro del cuerpo de ayuda
humanitaria de la embajada de su país y
estaba con un contrato de asistencia a las poblaciones indígenas del Paraguay.
Fue conocerse y
enamorarse perdidamente uno del otro…
Ella sonreía, cada tarde, al escuchar el tosco castellano de
él, y él le enseñaba, algunas palabras en inglés mientras caminaban sobre
senderos de lajas, con verdes enredaderas trepando en altos árboles,
abrazándose con ellos, de la misma manera Carmen se colgaba del cuello
masculino para entregar su boca, repleta de miel, y los helechos custodiaban su
paso., en tanto los pájaros entre las ramas gorgeaban para ellos la alegría de
vivir.
Juntos, los dos, y por varios meses, tejieron sus sueños,
mientras él le contaba de su gran ciudad con largas avenidas repletas de
automóviles y gente. Con subterráneos corriendo debajo de la tierra y cientos
de aviones surcando los aires, cada día. Una ciudad llena de monolitos gigantes
elevando hacia el cielo sus penachos, hasta acariciar las nubes, en una muestra
de orgullo tallado en cemento y cristal.
Llegada a su término la misión, de él, para la que había
sido designado regresó a su país y Carmen lo acompañó. Ambos sabían que no iba
a ser fácil. El debía terminar sus estudios antes de lanzarse a una carrera y
ella lo ayudaría trabajando en lo que fuera, hasta que pudiera conectarse para modelar.
Al par de meses, de
vivir juntos, llenos de amor, entusiasmo
y alegría. Vieron que sus sueños comenzaban
a cumplirse: Consiguieron en alquiler un pequeño departamento a un bajo
precio y encontraron para él una plaza donde recomenzar sus estudios y para
ella un contrato de trabajo como camarera del restaurante Windows on the world
en el piso 106 de un alto edificio, con apoyo a una residencia provisoria en EE.UU que
había tramitado él en base a unos contactos.
Como todas las mañanas Carmen, sonreía mientras preparaba el
comedor tres horas antes del almuerzo. Con gran dedicación colocaba en orden
preestablecido copas, vasos y cubiertos sobre las mesas. Pensando en lo
inmensamente feliz que era al estar con la persona que amaba en ese gran país
que le había abierto de par en par la puerta de las oportunidades para que sus
sueños comenzaran a hacerse realidad.
En esto estaban sus pensamientos, cuando de pronto…un fuerte
reflejo de sol le hirió fuertemente los ojos, seguidamente Carmen vio la sombra
negra de un gran pájaro ensombreciendo las ventanas y provocando una fuerte
explosión 8 pisos más abajo que produjo la rotura de casi todos los cristales,
Una gran bola de fuego trepó velozmente desde los pisos que le separaban,
consumiendo al instante todos sus sueños y su propia vida en un coctel infernal
de fuego, humo y derrumbe, en un país que no era el suyo y en una guerra que ni
siquiera conocía., Y que nadie hasta el día de hoy puede entender.
Eran las 08.46 del martes 11 de septiembre de 2001. El
Boeing 707 del vuelo 11 de American Airlines
con 81 pasajeros a bordo se estrellaba sobre la torre norte del World Trade Center en Nueva york. 17 minutos
después un segundo avión embestía la torre sur. Casi 3000 personas morirían ese
día y unas 6000 más saldrían heridas en un atentado que nos sobre pesa por lo
trágico e incompresible.
El último adiós - Tributo al 11 de septiembre
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