sábado, 7 de julio de 2012

Puntos apsidales


A una muchacha que por estos momentos la está pasando mal. Con el deseo de que comprenda que en la vida todo pasa y esto también...

PUNTOS APSIDALES



Cada trecientos sesenta y un días la tierra se haya, dentro de su órbita, en el punto más alejado del sol. Esto se conoce como afelio y ocurre alrededor del 4 de julio y por cinco días. Tal como establece la segunda de las leyes de Kepler, la velocidad de traslación del planeta es mínima en el afelio. Esta situación es contraria al perihelio. Los dos puntos reciben el nombre de puntos apsidales y son contrarios en su razón orbital

Lorena desconocía esta curiosidad de la astronomía…

La esfera de cuero dibujó una curva inalcanzable en el aire, Como un principio de órbita. Un astro rompiendo reglas en el universo y el portero de la meta, inevitablemente, acarició la nada con sus manos antes de caer al suelo y al volver la vista atrás deseando que no se convirtiera en gol. Pero, el balón no obedecía deseos, solo seguía la trayectoria de la terrible patada que le imprimió el delantero y se coló en el ángulo superior izquierdo junto al grito jubiloso de la hinchada. Apenas medio minuto después terminó el encuentro con una pitada final.

Lorena festejó la victoria del equipo de barrio donde jugaba su novio con una sonrisa impuesta forzosamente en su cara y atrapando esa lágrima que corría en su mejilla intentando escapar.

En el automóvil, de ella, en camino a la casa de él discutieron. No era esta la primera vez que lo hacían. Sábado tras sábado ella suplicaba para estar con él. Su trabajo como asistente social le ocupaba toda la semana y tenían ese día y ninguno más.

A él lo ganaba el futbol y esos partidos con amigos. No le importó que ella le explicara entre llantos que necesitaba un hombre y no un niño corriendo tras una pelota. Su decisión de no renunciar a ello fue definitiva y crucial.

Las palabras se encendieron más allá de lo previsible y comenzó a trazarse, en el universo de sus vidas, los puntos apsidales y la curva elíptica que les anunció el final.

Sola de regreso a su casa. Lorena lloraba mientras mantenía la vista fija en las luces de cola de los demás vehículos de la autopista. Bajó el vidrio de la ventanilla para que el aire frío, de esa noche de julio. secara sus lágrimas y limpiara el dolor que le asfixiaba…

Y piso el pedal…

Pisó el pedal del acelerador con una mezcla de rabia y tristeza por cada momento que pasaron juntos…

Pisó el pedal por cada risa compartida…

Por cada una de las caricias entregadas…

Por cada beso que se encendió en los labios…

Y por todo lo que llegaba a recordar…

El vehículo ronroneo sus motores y rápidamente se adelantó a los otros, en la repentina urgencia de llevarla lejos de él, en distancia y en sentimientos, lejos… muy lejos.  Arrojándola a un afelio del que no hay regreso y que, poco a poco, día tras día, habrá de convertirse en un nunca más…

  
Ana Gabriel – No te hago falta
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