sábado, 21 de julio de 2012

Rosas púrpuras


¡Hola!

Todos conocemos que la lista de mis blog favoritos que nos presta blogger es el medio más efectivo para publicitar y aumentarle el tráfico de visitas. Con el paso del tiempo muchos blogs de los que figuran en mi lista han quedado inactivos o cerrados. Por eso llamo a una convocatoria de link. Cada amig@ que quiera que enlace su blog en mi lista simplemente debe dejarme escrito el link en un comentario y me encargaré de ello. Asimismo si alguno nota que no me tiene en su lista de blog amigos y desea agregarme, yo, totalmente agradecido.

Mi enlace es:   http://nidaeldore.blogspot.com

Disfruten de la entrega de hoy… 

ROSAS PURPURAS



Se levantó del lecho y se envolvió en silencio para dirigirse hacia él cuarto de aseo. Lo que no deseaba era despertarlo y mucho menos a esa hora. Cerró despacio la puerta para que no hiciese ruido y accionó la llave de luz. La lámpara del cuarto parpadeó varias veces su incandescencia hasta que encendió.

Frente al espejo, Marina, se entreabrió el escote de su camisón para examinar la nueva rosa purpura que florecía en su hombro. Al verla ladeó un poco la cabeza dejando que una lágrima entristecida descienda por su mejilla hasta acurrucarse como una gota de rocío sobre la otra rosa en el borde superior de los labios, indicio violáceo de otro magullón.

Pasó su lengua sobre la hinchazón del labio como una loba lamiendo sus heridas y se enfureció. Clavó su mirada, bien profunda, en sus propios ojos y se adentró más allá del titilar con que los párpados acariciaban sus pupilas, más allá de las retinas, hacia el interior de su ser, gritando, unos tras otros, mudos ¿Por qué? …que hicieron eco en las cavernas dolorosas de su alma donde nada ni nadie le devolvió una contestación.

La disputa fue en la cena, la noche anterior, por una comida supuestamente sin sazón. Lo mismo daba como la cocinara, todas las noches, en los últimos tiempos, la comida estaba: o pasada de punto o mal cocida o muy caliente o muy fría. Los golpes ya casi no necesitaban escusas para soltar su furia de locura y alcohol. Pero era la primera vez que acudían simplemente por una falta de sabor.

Algo se había roto hace mucho tiempo dentro de la pareja. Pero Marina estaba más que segura, concienzudamente segura, que no fue ella quien lo rompió. Enjugó con su mano la lágrima que aún perlaba su mejilla y respiró profundamente varias veces hasta que el aire en sus pulmones le motorizó las fuerzas para continuar con su decisión.

Apagó la luz y salió del cuarto. Con pensados pasos cruzó el dormitorio. Se agachó tanteando debajo de la cama hasta encontrar la soga que guardó la noche anterior, firmemente la sujetó con ambas manos y preparó el lazo, lo que le ayudó a detener en parte su temblor. Se detuvo justo enfrente de la cara dormida, contemplando por última vez a quien en un tiempo amara y hoy le causaba tanto dolor. A esa corta distancia aún le olía los vestigios de los vapores del alcohol…

Repasó, para darse ánimos cada insulto… cada injuria… cada golpe que recibió… y, totalmente decidida, abrió la ventana para arrojar un bolso, ató un extremo de la soga al radiador de la calefacción y dejó que el resto pendulara todo el alto de la planta hasta el jardín de la casa y se deslizó…

Diez segundos para bajar… treinta para vestirse… y el resto de su vida para agradecerse por esta decisión.

Se alejó de la casa, sin siquiera volver la vista atrás… ¿Y para qué?... Aquél que le obsequiara el ramo de rosas púrpuras que llevaba sobre su cuerpo no merecía de ella ningún adiós…  







Bebe - Malo
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