sábado, 27 de octubre de 2012

El sudario de mis lágrimas

El SUDARIO DE MIS LÁGRIMAS




Aunque traigas en tu mano,
el frescor de muchas aguas, embebidas en pañuelos, a la fiebre de mi frente.
sería inútil, sería en vano,
el intento de aliviar las heridas del otrora y los ayes del presente.

Porque duele... siempre duele,
el sollozo silencioso, el lamento solitario y ese grito cercenado,
infinito y maldito,
que mal cupo, cuando supo
del abrazo inconcluso, de caricias ya perdidas y de besos extraviados.

Si a mi herida va la venda
que tus dedos emprolijan, tan marianos y piadosos, con esmeros y cuidados,
a un costado de mi senda,
Igual sufro... porque sufro
transmutando en mis heridas, entre llantos y lamentos, la legión de mis pecados.

A los pies de mi calvario...
¡Toma en brazos a mi cuerpo, que muy lento se desangra!
Y a mis lágrimas: sudario...
!Sean tus besos y caricias, sin que importe por qué sangra!,

Al final de mi sendero...
¡Sea tu amor toda la lumbre
que a mi noche le dé luz!
¡Arrancando del madero
a estos hierros con herrumbre,
que sujetan a mis manos, de sus palmas perforadas, como clavos de mi cruz!.