Pescador atardecido
Los aromas, en el aire,
provenientes de los árboles
se entremezclan con los vahos
de una niebla transparente.
Y el río que nos pasa...
Sin decir adónde va...
Sin decir de dónde viene...
Rojo el sol, se nos escapa,
en carruaje atardecido,
azuzando sus corceles,
delineando el horizonte,
con la noche que sucede.
Mientras suelta de a puñados
cotillón de brillantinas, que,
jugando por las aguas,
colorea la corriente.
Nuestras bocas que se besan…
nuestros brazos que se abrazan…
nuestras sombras que se mueven...
Como un pez que fue arrancado
de las aguas cristalinas,
en la trama de unas redes,
sorprendida y asustada,
en mis brazos te sostienes.
Hay rubor en tus mejillas,
mil cristales en tus ojos,
Y en tus labios un... ¿Me quieres?
En silencio te respondo,
Con mis labios en tus labios.
y entre manos enlazadas
nuestras sombras se mantienen,
en el sueño de una tarde,
donde el agua cristalina
trajo peces a mis redes.
Y el río que nos pasa...
Sin decir adónde va...
Sin decir de dónde viene...