¡Hola! Cuando comenzaba a aventura de este blog no tenía los seguidores que lo apoyan. de ahí que algunos textos reclaman nuevamente la luz. Aquí uno de ellos...
AZAHARES BLANCOS (Reedición)
Bosteza la mañana y sus finos rayos de luz se filtran a
través de los cristales de las ventanas clavando alfileres blancos en el piso
amosaicado de color de esmeralda.
Sonia sentada, cepilla una y otra vez, a ambos lados, de su
cabeza la larga cabellera que le cubre los hombros como lenguas de petróleo
derramado corrompiendo arenas blancas,
Totalmente ignorante y ausente del bullicio a su alrededor. Sonríe,
porque está feliz. Hoy es para ella el día más especial de su vida. Hoy podrá
concretar su amor. Mal le pese a todos los que se opusieron a su felicidad al
punto de llegar a llamarla loca. Hoy se vestirá con un hermoso vestido blanco
para ir al altar:
El órgano entregará sus arpegios incrustado sobre el
púlpito,en el centro mismo de la planta alta.
Las notas nupciales descenderán danzando en el aire, desde
el cénit de la nave, hasta caer en las llamas de las velas encendidas de los
candelabros donde se vaporizaran con un chasquido, otras con mejor suerte se
adormecerán entre las hebras de la alfombra y la madera pulida de las alineadas
bancas.
Ramilletes de rosas albas en ambos flancos del sendero le
darán su parabién entregando, al paso, generosamente sus fragancias.
Disimulará sus temblorosos pasos apoyada en el brazo de su
padrinazgo y esconderá sus lágrimas debajo del tul que sostiene su diádema.
Arrastrará orgullosa la larga cola de su vestido sobre la
roja alfombra que se sentirá humillada al ser cubierta por tan inmaculado
desborde de tela blanca.
Un pequeño ramo de azahares blancos se estrujará en su
mano como ofrenda de amor y esperanza.
Y allí, enfrente, estará él con un sí para su sí, tanto
tiempo apretado en los labios. Corolario de una unión tanto tiempo esperada.
De pronto… las voces... las mismas de siempre… las que se
oponen… las que impiden, las que niegan y contrarían. Sonia, deja caer el
cepillo en el piso. Bruscamente se pone de pie… Nota en su cabeza la falta del
tocado, por lo que estira su mano y arranca de un tirón el cortinado de la
ventana dejando un tintineo de argollas sobre el piso… y huye… con el paño en
su cabeza, descalza, casi desnuda… dentro de una bata blanca… Corre,
desesperada, por los pasillos en busca de su amor... y las enfermeras la persiguen
para administrarle la cotidiana dosis de medicación indicada.
Nieve de noche, Fuego de día - Ricky Martin
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